R. Señor, danos sacerdotes santos.
V. Para que nos acompañen a la hora de nuestra muerte, y ofrezcan la Santa Misa por nosotros



♰♰♰

miércoles, 30 de noviembre de 2016

San Andrés: “Hemos encontrado al Mesías.”

San Beda
Esto en verdad quiere decir encontrar al Señor, encenderse en su amor y cuidar también de la salvación de sus hermanos. (Catena Aurea)

San Andrés hace lo que todo cristiano debe de hacer, una vez encontrado el único camino de Salvación, debe ser compartido y predicado. No le ha encontrado quien no lo comparte, porque no ha hallado para sí  mismo la salvación de su alma y por eso esa gente es incapaz de compartir lo que no poseen. Una persona que realmente no conoce a Dios le llama "proselitismo" al hecho de anunciarle la salvación a otros. 


Los enemigos de Cristo,  ven este anuncio, como un enemigo de su propia ignorancia. Quien no ha encontrado a Cristo es incapaz de compartirlo con otros. Vive en la oscuridad y comparte con otros esa misma oscuridad.

El Pueblo Judío esperaba al Mesías, pero muchos de ellos como explica San Juan amaron mas la oscuridad y las tinieblas, pues en su soberbia, amaron mas su pecado y por eso rechazaron aceptar al  Mesías, que le ofrecía la salvación.

Juan 1:10-11 
Aquel que es la Palabra estaba en el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que son del mundo no lo reconocieron.  Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron.
San Agustín, ut sup
Mas si ninguno le recibió, ninguno se ha salvado; porque ninguno puede salvarse sino el que recibe a Jesucristo cuando viene. Y por esto añade: "Mas a cuantos le recibieron".
 


1. No conoce a Cristo quien no le lleva la salvación a un Judío.

No ha encontrado al Mesías el que honra a un Judío anti-cristiano, que niega a Cristo.  


Desde Argentina podemos ver que Bergoglio tampoco ha encontrado al Mesías, donde este apóstata,  honró al rabino judío pro-homosexual, que es su amigo personal, que se burla de Cristo y ataca a la Iglesia Católica y niega que Cristo sea el Mesías.
 

No queremos que éste reine sobre nosotros”, dijeron a Pilato “¡crucifícale!”.
 
San Agustín, De quaest. evang. 2,61
(Catena Aurea Lucas 19:14)
Enviaron también legados después de El, porque aun después de su resurrección persiguieron a los apóstoles y despreciaron la predicación del Evangelio.

San Juan Crisóstomo, ut sup (Catena Aurea - Jn 1:11-13)
 
Y como en estos mismos bienes inefables es propio de Dios dar la gracia y del hombre prestar su fe, añade: "A los que creen en su nombre". Y ¿por qué no nos dices a nosotros ¡oh Juan! qué castigo tendrán aquellos que no le recibieron? ¿Acaso será mayor para ellos por haber podido hacerse hijos de Dios y haberse privado voluntariamente a sí mismos de tan grande honor? Un fuego inextinguible se apoderará de ellos, como más adelante dice claramente.

 
Juan 5:43
Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis.

 
 
 
2. No ha encontrado al Mesías quien en lugar de predicarle a otros la salvación, lo reemplaza y se convierte a sí  mismo en el centro de adoración.
 



Santa Hildegarda de Bingen

 Y con estas palabras imperiosas creerá poder subyugar a mucha gente, para que en comparación con los suyos, el Hijo de Dios tenga solo un pequeño número de fieles.
 
El 29 de junio de 2010 Bergoglio visitó un centro islámico y dijo: “Yo vine como hermano a estrechar vínculos”.


3. No ha encontrado al Mesías, quien no se lo lleva a los musulmanes para que se salven, sino que lo confirma en su rechazo a Cristo.

 
Quien no acepta a Cristo como redentor no se salva.

Mateo 10:33 pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en el cielo.


4. No conoce a Cristo ni lo ha encontrado quien ve a un excomulgado comunista, ateo, acercándose a la muerte, le intercambia regalos, sin llevarle el mejor regalo que es Cristo y sin interesarse por la salvación de su alma.
 
 
 
No ha encontrado al Mesías quien le dice a un ateo que no busca su conversión. 

  

5. No conoce a Cristo quien ve a otro en pecado mortal y lo confirma en su perversión.  
 


Aceptar a Cristo  como redentor significa aborrecer el pecado.
 

Juan 3:18-19.
»Quien en El cree, no es juzgado: mas el que no cree, ya ha sido juzgado, porque no cree en el nombre del Unigénito Hijo de Dios".  Mas este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
 

San Agustín, In Ioannem tract., 12

¿Por qué es llamado Salvador del mundo, sino para que salve al mundo? Luego un médico había venido a curar al enfermo. A sí mismo se mata el que no quiere cumplir los preceptos del médico, o los desprecia.


San Juan Crisóstomo, In Ioannem hom., 27 (Catena Aurea)

Y porque dice esto, muchos de los que viven sumidos en toda clase de pecados y en gran negligencia, abusando de la infinita misericordia divina, dicen que no hay infierno ni castigo, y que el Señor nos perdona todos los pecados 1. Pero debe tenerse en cuenta que hay dos venidas de Jesucristo: la que ya se ha realizado y la que habrá de realizarse. La primera no fue para juzgar lo que nosotros habíamos hecho, sino para perdonarlo. Mas la segunda será no para perdonar sino para juzgar. Respecto de la primera dice: "No he venido para juzgar al mundo", porque es compasivo, no juzga, sino que antes perdona los pecados por medio del bautismo y después por la penitencia. Porque si no lo hubiera hecho así todos estarían perdidos, pues que todos pecaron y necesitan de la gracia de Dios ( Rom 34,23). Y para que alguno no creyese que podía pecar impunemente, habla de los castigos reservados a los que no creen: "Ya está juzgado" dijo antes. Mas el que cree en El no es juzgado. El que cree, dijo, no el que investiga. ¿Qué será, pues, si lleva una vida corrompida? Y con mayor razón, diciendo San Pablo que estos no son fieles. Dice, además: "Confiesan que conocen a Dios, y lo niegan con las obras" ( Tit 1,16); pero esto significa que el que cree no será juzgado, pero que sufrirá el castigo de sus obras; sin embargo no padecerá por causa de infidelidad.
 1. Al final del peregrinar terreno.

San Gregorio, Moralium 26, 24

En el último juicio algunos no serán juzgados y perecerán. De éstos se dice aquí: "El que no cree ya está juzgado", pues entonces no será discutida su causa, porque ya se presentarán delante del severo juez con la condenación de su infidelidad. Y los que conservan su profesión de fe, pero carecen de obras, serán mandados a padecer. Mas los que no conservaron los misterios de la fe no oirán la increpación del juez en su último examen, porque prejuzgados ya en las tinieblas de su infidelidad, no merecerán oír la reconvención de Aquél a quien despreciaron. Y sucede también que un rey de la tierra, o el que rige una república, castiga de diferente modo al ciudadano que delinque en el interior que al enemigo que se rebela en el exterior. En el primer caso obra según sus propias leyes; pero la guerra lo mueve contra el enemigo, vengándose con iguales desastres de su malicia, porque tampoco hay necesidad de aplicarle la ley al que nunca estuvo sujeta a ella.

 
Alcuino (Catena Aurea):
Y el que cree en El y se identifica con El, como los miembros con la Cabeza, no será juzgado.
San Agustín, ut supra
Pero ¿qué esperabas que dijese del que no cree sino que será juzgado? Pero véase lo que dice: "Mas el que no cree ya ha sido juzgado". No se ha manifestado aún el juicio, pero ya ha sido realizado. Porque conoce el Señor a los que son suyos, conoce a los que perseverarán hasta obtener la corona y a los que serán contumaces hasta el fuego.
Alcuino (Catena Aurea):
Y por qué está juzgado el que no cree, lo explica diciendo: "porque no cree en el nombre del Unigénito Hijo de Dios", pues sólo en el nombre de Este se encuentra la salvación. Dios no tiene muchos hijos que puedan salvar; sólo tiene a su Unigénito, que es por medio de quien salva. 

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